LA JUSTICIA MANCHADA EN ESPAÑA, REFLEXIONES Y VIVENCIAS DE UN ABOGADO.

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Descripción

Estamos ante una obra de fuerte impacto e importantes aportaciones, válida para todas las capas sociales, por lo que descubre, critica y trata de mejorar, en clave de debate y fecunda polémica. Su mayor interés se sitúa en ofrecer un eslabón a los abogados, especialmente jóvenes, a los que dedica el epílogo, y estudiantes de Derecho, sobre el interior del inquietante recinto operativo de la justicia y sus auxiliares oficiantes. Destaca que los letrados se han reducido a un felpudo sobre el que el resto de los operadores cómodamente pisan. Se rebela ante la desigualdad evidente e impuesta de los demás celbrantes frente al abogado, al que sólo le queda la resignación. Es una denuncia objetivamente crítica, con claridad y valentía expositiva, apoyada en casos vividos por el autor. Habla sin ira, mas con energía, de los pecados de la justicia española, y a los pecadores los deja en la complicidad con el lector. Ofrece concreción y argumentos como hasta ahora nadie se había atrevido a hacer, llamándole a cada cosa por su nombre. Defensor como pocos de la abogacía comprometida con la independencia y dignidad, censura intrusismos impuros en las Juntas de Gobierno y decanatos, así como su absentismo, y permisividad sin control en el acceso a la profesión. Postula un modelo de abogacía y abogado más en la homologación con los sistemas europeos -inglés, francés, o alemán- que conoce y trata de aproximar. Darío Fernández Álvarez se interroga y se contesta esencialmente, a la pregunta clave: ¿Qué es ser abogado y qué justicia se «hace» en España».

LA JUSTICIA MANCHADA EN ESPAÑA, REFLEXIONES Y VIVENCIAS DE UN ABOGADO, PRIMERA PARTE.

Autor Fernández Álvarez, Darío
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Año 2000
Idioma Castellano
Encuadernación Tapa Blanda
Nº de páginas 224
ISBN 84-89606-31-5
Grima Numeración de colección 1
Colección 1

Fernández Álvarez, Darío

Fernández Álvarez, DaríoDarío Fernández Álvarez nació en Santa Fe de Mondújar (Almería) en 1939, de madre almeriense y padre orensano. Menor de tres hermanos, quedó huérfano de padre a los cuatro años y esta carencia le convirtió en adulto precipitadamente como a su hermana y hermano. Su madre, maestra de escuela, les lleva a Asturias, haciendo el bachiller en Luarca, andando doce kilómetros diarios desde la diminuta aldea de San Pelayo, donde no había ni luz eléctrica. Extremas necesidades y privaciones allí vividas forjarían en su carácter de niño temple de rebeldía. Becario en el instituto y en la Universidad (Oviedo y Granada) diseñó su futuro en férrea disciplina y exigencia, con el extranjero y sus modelos como referente. Destacó muy joven en la abogacía, siempre orientada hacia el campo penal, su gran vocación y pasión. Se enfrentó a procesos en el Tribunal de Orden Público. Consejos de Guerra en defensa de periodistas y disidentes, a la última pena de muerte pedida en España y otros procesos seriamente comprometidos. Por defender con entereza y dignidad, tras quedar absueltos sus patrocinados, resultó varias veces procesado, y expedientado, y hasta fue encarcelado en el curso de la defensa a un abogado y , por la lealtad a otro, suspendido del ejercicio profesional durante seis meses. Defensor de minorías oprimidas -gitanos de Martos o musulmanes de Melilla- realzó su toga y ética ante los Derechos Humanos. Elevó la voz de la abogacía penal al máximo nivel en su angustiosa y más que peligrosa actuación -salvó milagrosamente su vida de un cruel atentado frustrado (1981)-, en el macroproceso de "El Caso Almería", tal vez el más rutilante regalo, por él ofrecido a la democracia, entonces muy amenazada. Se separa de la abogacía española -decepcionado- al final de 1998 y se dedica a frecuentar centros europeos de pensamiento y proximidad a lo jurídico, con gran inquietud, aplicando los cinco idiomas extranjeros que cultiva.

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