EL OJO DE LUCAS BELOR

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Descripción

Lucas Belor, un joven pintor linarense de relativo éxito, se traslada a vivir de Madrid a Vélez Rubio al casarse con una velezana. Una noche vuelve de, digamos, pintar, y descubre que su esposa no está en la casa. A otra mañana comprueba que lo ha dejado.

La novela es el relato de las tribulaciones de Lucas frente al abandono de su esposa, las actitudes de los vecinos, el encuentro de la amistad, la telaraña de sospechas que siembra la soledad en la mente de Lucas y su resolución de aclararlo todo mediante la herramienta más propia de un pintor: la luz.

Así, mediante una observación pictórica, llega a entender las gentes que le rodean, a perderles el miedo, a escuchar sus historias, y, sobre todo, consigue ver a su mujer tal como es: otra cosa y mucho más de lo que él había mirado.
Se ambienta en los Vélez, segunda mitad del siglo XIX, inmediatamente antes de las vanguardias que, en paralelo con las indagaciones del protagonista, se insinúan como una respuesta más fresca y más veraz que las costumbres consabidas, que se enmohecen y apolillan de tanto consenso.

EL OJO DE LUCAS BELOR

Autor Reche, Sole
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Editorial Arráez Editores
Año 2012
Idioma Castellano
Encuadernación Tapa Blanda
Nº de páginas 64
ISBN 978-84-15387-21-3
Grima Numeración de colección 28

Reche, Sole

Reche, SoleNací en Vélez Rubio (1954), hija de Ana y Antonio Reche, el fotógrafo, y la mayor de tres hermanos. Siendo muy pequeña mi padre me enseñó a leer en casa haciéndome dibujitos, por lo que ya sabía cuando fui al colegio. Estudié los primeros años, hasta tercero de bachillerato con las claretianas de Vélez Rubio. Después, hasta primero de Magisterio, con las jesuitinas de Almería, cuya Madre Placidia -y luego otras- me alimentó el gusto por la literatura. Acabé Magisterio en la Normal de Almería y pasé a Granada donde estudié Psicología y saqué las oposiciones en 1975. Desde entonces trabajé como maestra en varios pueblos de Granada. En la actualidad, en Ogíjares. No sé quién dijo que los buenos escritores nos cuentan como es el mundo, y los malos cómo son ellos. En todo caso escribir siempre cuenta algo si encuentra buen lector. Así me lancé a relatar, hace unos pocos veranos, en la quietud de los Vélez, sitiada por el calor, mirando al Maimón por la ventana y en un viejo ordenador sin Internet (detalle imprescindible), con la certeza de que ya habrá tiempo para que otros me echen al cesto de los papeles. No seré yo.

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