Presentación de EL CUADERNO DE AIDA

El pasado viernes, día 8 de mayo de 2009, a las 20’30 horas, presentamos en el Museo de Almería (Arqueológico) el libro de poesía, “EL CUADERNO DE AIDA”, escrito por PEDRO SOLER VALERO. En la mesa de la presentación estuvieron presentes el autor de la obra; la Delegada de Cultura de la Junta de Andalucía en Almería, Yolanda Callejón Maldonado; el editor, Juan Grima Cervantes; y Francisco Pérez Baldó, escritor.



ENTREVISTA CON PEDRO SOLER SOBRE SU ÚLTIMO LIBRO, “EL CUADERNO DE AÍDA”.

– ¿Piensa que para escribir acerca de la desaparición de un ser querido y plasmar la magnitud de esta vivencia, es necesario haberlo vivido?

  No necesariamente, aunque es indudable que la vivencia es una fuente inagotable de fuerza e inspiración para hacerlo. El haber sido sujeto principal de una situación, proporciona la emoción o el dolor, por tanto, solo hay que darle salida y desarrollarlo. Depende del talento literario, que se haga con más o menos acierto. Por el contrario, no creo que los grandes dramaturgos hayan vivido todas las situaciones que plasmaron. Manzoní, en su novela “Los Novios” describe la peste en Nápoles, con una fuerza y un vigor descriptivo extraordinarios, pero no fue testigo de los hechos que relata.

– En ocasiones, las emociones que suscita la lectura de su libro son incontenibles ¿cree en la poesía como modo de catarsis de los sentimientos más profundos?

  Alguien dijo (no recuerdo ahora quien) que la poesía, era el vértice en la pirámide de la literatura. Aunque yo esté de acuerdo con ello, indudablemente tal afirmación es relativa. Cada artista escoge el medio que mejor le va a sus pretensiones. Aún así, comparto la afirmación inicial; la poesía es el género literario que reduce la expresión literaria a la síntesis más desnuda y precisa. Donde las palabras crean imágenes con la metáfora. Donde el ritmo ha de proporcionar la música que le de emoción al sentido del verso. Al mismo tiempo, el conjunto de estos elementos, deben de revestirse de la difícil sencillez, para que el sentido y la emoción que se quieren transmitir no sean crípticos y difíciles de entender.

–  ¿Los versos surgieron espontáneamente sin intención de ser publicados?

(En caso de que la respuesta sea positiva: ¿Qué le hizo dar el empujón definitivo para su publicación?)

   A lo largo de mi vida y, desde la pubertad, nunca abandoné el hábito del verso. He escrito poesía siempre. Me adentré en ella, con la lectura de los poetas cuyos versos los hicieron grandes. Conocí y tuve amistad con poetas reconocidos y algunos de los llamados malditos. Poetas cuyas obras nunca vieron la luz, aunque no le faltaban méritos para ello. Los que yo escribí, tampoco la vieron excepto algunos y en contadas ocasiones. Siempre sentí un excesivo pudor. La poesía es un género que deja desnudo a quien la escribe.

   Los poemas que conforman “El Cuaderno de Aída” surgieron por una necesidad vital de expresar el dolor que sentía. Ellos mismos empujaban desde dentro para salir, solo tuve que abrirles la ventana y servirles de medio para reflejarlos. Como otros anteriores, no fueron escritos con la intención de publicarlos. Pero una noche. Juan Grima, sentado frente a mí, en la mesa donde escribo y donde estaban amontonados para su corrección leyó algunos de ellos; quedó sorprendido, y me pidió llevárselos para leerlos detenidamente. Ese fue el origen de que vean la luz.

– ¿Cómo definiría su estilo poético?

   No sabría definir mi estilo poético. Es difícil que un poeta se defina a si mismo, aunque si podría  dar unas pautas estéticas de mis pretensiones al escribir y ordenar los versos. En este sentido podría argumentar que, mi intención siempre es, que sean sencillos, llanos y directos. Que la expresión literaria solo sea el medio, y deje lo más desnudo posible a los sentimientos que los provocaron.

– ¿Cuáles son sus autores predilectos del género poético?

   La contestación a esta pregunta la haría interminable; son tantos los poetas que me gustan y tan diversos los estilos, que sería muy relativo centrarse en unos pocos. No obstante, podría decir que me impacta el estilo de Jorge Luis Borges; sus versos son de una sencillez y eficacia asombrosa. Es difícil encontrar algo que sobre o falte en sus poemas.

– ¿Se inspira en algún autor preferido a la hora de escribir?

   No me inspiro en nadie al escribir un poema. No pienso en como describiría lo que siento tal o cual poeta. Si así lo hiciera, quedaría reflejado en lo escrito. Los versos perderían autenticidad y frescura. Se ve cuando un poeta está más preocupado de la forma que del fondo. No obstante cierto mimetismo nos invade a todos, somos lo que somos, y escribimos lo que escribimos porque otros lo hicieron antes. Es posible que la influencia sea patente en algunos conceptos, pero en el arte como en todas otras cosas, todos tenemos padre y madre. Es inevitable cierto parentesco.

– Adrianne Rich dijo que para que se produzca buena literatura el escritor debe permanecer inmerso en lo que llamó Un cierto estado de disonancia cognitiva ¿a usted qué le parece?

   Eso es solo una frase, la diga quien la diga. Se puede ser trasgresor u otras muchas cosas. Se puede desvirtuar lo que se conoce, pero para hacerlo hay que tener “ese conocimiento”. El sustrato que nos inyecta lo que conocemos es irrenunciable e inolvidable, por mucha voluntad que pongamos en lo contrario. Ni siquiera la demencia lo ha logrado. El archivo cognitivo es inseparable de lo que somos y hacemos. Otra cosa es (como dije antes) que, en un momento dado decidamos ir en contra o tergiversar los conceptos aprendidos, pero no deja de ser un juego caprichoso. La voluntad de aceptar o no determinadas cosas y principios, es un ejercicio libre, pero que en nada cambia lo esencial.

– ¿Le parece que toda poesía  puede ser comercializada?

    En los tiempos que corren se puede comercializar todo, incluso la poesía. Pero me temo que los especialistas en marketing no están por la labor. De todas formas, prefiero que la poesía llegue a la gente y la haga suya. Decir esto no es ninguna utopía. Hubo un tiempo en que fue así; los poetas y la poesía estaban entra la gente. ¿Por qué no es así ahora? ¿Cuáles son las causas, de que sea un género minoritario, de elitismo cultural? No lo sé. No me atrevería a pontificar sobre los motivos. Es posible que, la sociedad consumista en la que vivimos, nos haya menguado la capacidad de ensoñación. Que la conquista de lo material nos anule otras percepciones. Podría ser también, que las materias que afectan a la sensibilidad y a entender la magia del arte, no estén potenciadas en la enseñanza ni en la educación.

– ¿Cree que este genero necesita replantear nuevos temas?

   No, creo que no. La poesía, como la literatura en general, vivirá siempre de lo que somos y las causas que provocan nuestra forma de ser y estar. Las personas evolucionamos, nos adaptamos al tiempo y a las circunstancias que nos toca vivir. Pero nuestra naturaleza, lo sustancial de lo que somos y el porqué somos ha cambiado muy poco o casi nada. Aunque las formas sean distintas, el desconocido mundo de la mente, de donde parten los sentimientos, los sentidos y las preguntas que nunca tuvieron respuesta, sigue siendo el mismo de nuestros ancestros. O sea, cambian las formas para adaptarnos al medio y a la evolución, pero el fondo sigue siendo el mismo, aunque absorba los cambios exteriores. Puede que, a partir del mapa genético y, cuando algunas de sus aplicaciones puedan llevarse a cabo y sean efectivas, el género humano, además de evolucionar más de prisa, sufra cambios en las respuestas y conocimiento de nuestro comportamiento. Entonces se podrá hablar de cambios reales.

– ¿Cómo ve usted el futuro de la poesía?

    El futuro de la poesía es una incertidumbre constante. Como incierto es también predecir el futuro de los géneros artísticos. La sociedad es cambiante en sus gustos y en sus demandas. En mi opinión, el futuro de la poesía es el futuro del género humano; la poesía, la literatura en general, la música, la danza, son aptitudes innatas y necesarias. No surgen por casualidad, están dentro de nosotros, forman parte de nuestro ser. El hombre tiene la necesidad vital de expresarse. Por esa necesidad logramos la evolución, y alcanzamos estadios que otras especies no lograron. La poesía es una de las formas, donde esa expresión ha alcanzado los niveles estéticos y profundos más elevados. Por tanto creo, que la poesía es consustancial con nosotros, está dentro de nosotros y nunca renunciaremos a ella. Siempre habrá poetas. Otra cosa es, que la sociedad tenga en mejor o peor aprecio ese género literario.

– El libro está ilustrado con sus propios dibujos ¿ha sido fácil adecuar los poemas a las ilustraciones?

     Los poemas nacieron por si solos. Al escribirlos no hubo otra pretensión, que la de reflejar el sentido y el sentimiento que los provocaban. No pensé entonces si los ilustraría o no. Tampoco sabía si verían la luz. Por tanto, son las ilustraciones que se adecuaron a los poemas, son un complemento de estos. Cuando decidí ilustrarlos, la dificultad estaba en el planteamiento; son dieciséis ilustraciones para treinta y ocho poemas. Busqué también que, el dibujo simbolizará lo etéreo de los versos y además, que su estética reflejase cierta esperanza. Después de los sentimientos de dolor que provocaron los poemas, los dibujos deberían insinuar, que en algún lugar, en otro tiempo, habría una ventana por donde se filtraría la luz.

-¿Está contento con esta ligazón entre poesía y pintura? ¿Cree que esta mezcla tiene un valor añadido, de cara al lector?

   Unir dos géneros artísticos, con el fin de que uno sirva de soporte o compendio del otro, siempre es un valor añadido. Es de suponer que el lector aprecie el apoyo, el cuidado y el interés, que las ilustraciones aportan a la edición del libro.

– ¿Qué tal se encuentra en su nueva residencia en Sorbas? ¿Ha perdido o mejorado en algo su calidad como artista?

   No creo haber perdido nada de mi capacidad artística por haber cambiado mi residencia a Sorbas. Al contrario, el tiempo aquí tiene otra medida, el sosiego y la tranquilidad son acicates para la práctica del arte. La reflexión sobre lo que se hace o se quiere hacer tiene menos condicionamientos. Mi estilo de vida es sencillo y pacífico, propicio para las ideas y su aplicación. Indudablemente, cuando se deja una ciudad como Barcelona, en la que viví cuarenta y cinco años, quedaron atrás muchas cosas que amé y que han sido fundamentales en mi vida; amigos entrañables, círculos intelectuales y artísticos donde se debatían ideas y tendencias. Pero es inevitable; cuando se camina van quedando cosas en el camino. Cosas que no pueden acompañarnos, aunque hayan sido vitales. Hay que asumirlo, para que la nostalgia no mediatice la percepción de lo nuevo.

– ¿Tiene algún otro proyecto editorial en mente?

   Siempre estoy escribiendo algo, o varias cosas a la vez. Son proyectos que van creciendo poco a poco. Algunos se quedan en el camino o se aparcan, porque no convence el rumbo que tomaron y no se le ve la punta. Porque la idea inicial decepciona en su desarrollo y se considera inútil continuar con ella. Pero siempre hay alguno que se va desarrollando y acaba enseñando el camino para continuarlo. Por otro lado sigo escribiendo poesía, que también pasa sus filtros. La fortuna de una cosa y otra respecto a su publicación, depende siempre de que al editor le parezca atractivo lo que has hecho.

– ¿Por qué recomendaría la lectura de su libro?

    En primer lugar lo recomendaría porque es mío. En segundo lugar; creo que merece la pena, los poemas son causa de unas circunstancias comunes a muchas personas y, los versos que las describen, creo honestamente que son buenos. En tercer lugar; la edición está muy cuidada con el complemento de las ilustraciones. Creo que el libro nunca le será indiferente a quien lo lea.

Muchas gracias

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